La última vez que escribí tu nombre lo hice sobre tu espalda... Suaves trazos de caricias dibujadas por mis dedos, como niños que jugábamos a adivinar lo que unas manos nos dibujan en la espalda.
Tú me habías pintado el cielo sobre la mía… Y yo pensé que era el mar y te lo dije…
Reíste con esa risa fresca en tus labios, de alma engastada en la boca, a la vez que agitabas las palmas de tu manos sobre mi espalda, como si borraras el cielo dibujado que yo pensaba que era el mar… Y volviste a pintarlo, trazando rayas desde el cuello hasta el fin de mi espalda, rayas que no terminaban en la piel pues tu mano se apartaba de ella y volvía al instante para seguir pintando tu cielo imaginado…
Yo te dije que me estabas engañando y que, en realidad, no dibujabas nada… Tú reíste con tu traviesa risa de niño revoltoso… Me volví para buscar tu mirada y la encontré preciosa… "-Eres un tramposo", te susurré…
"-Ya lo sé, por eso te he pintado un cielo sobre la espalda. En ningún momento dijimos que no pudiéramos dibujar un infinito..."
Yo escribí tu nombre sobre la tuya y acertaste a la primera… Los trazos de tu nombre son inconfundibles...
Y tímidamente dijiste: "-Me lo has puesto muy fácil… Es que yo soy capaz de encerrar un infinito en sólo seis letras".
Canción: Alejandro Sanz- He sido tan feliz contigo
¿Podrías señalar la autoría del texto o la página de dónde lo tomaste, por favor?
ResponderEliminarGracias.